HUIDOS Y TOPOS "SERRANOS"
DURANTE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1936-39)
Jesús Cámara Olalla
LA SIERRA EN 1936
La
población del partido judicial de Salas de los Infantes era
aproximadamente de 29.000 habitantes (hoy son menos de la mitad). La
mayoría de los serranos trabajaban como autónomos minifundistas en la
agricultura, ganadería, silvicultura y una incipiente industria.
Durante la
II
República Española (1931-1936) el movimiento sindical se
había asentado en el partido judicial y tenía
afiliados de la UGT en Arauzo de Miel, Barbadillo de
Herreros, Barbadillo del Mercado, Canicosa de la Sierra, Castrillo de la
Reina, Gete, Hontoria del Pinar, Huerta de Rey, Mamolar, Moncalvillo de
la Sierra, Palacios de la Sierra, Quintanalara,
Quintanar de la Sierra, Regumiel de la Sierra, Riocavado
de la Sierra, Salas de los Infantes, San Millán de Lara y Vilviestre
del Pinar. En las elecciones generales de febrero de 1936
en el partido judicial se votó mayoritariamente a la derecha
(CEDA). Triunfó la izquierda (Frente Popular) en los
pueblos de Barbadillo del Pez, Cabezón de la Sierra, Castrillo de la
Reina, La Gallega, Hinojar del Rey, Palacios de la Sierra, Quintanar de
la Sierra, Riocavado de la Sierra y Vilviestre del
Pinar.
La pequeña oposición serrana al "Levantamiento del
general Franco" del 18 de julio de 1936 provino del alcalde de
Palacios que dio un bando contrario al bando de guerra de Mola, de
grupos izquierdistas de Salas de los Infantes que
se pasearon por el pueblo el domingo 19 de julio y de
miembros de la Casa del Pueblo de Quintanar que inutilizaron
algunos vehículos requisados y atravesaron unos pinos en
la carretera en la noche del 19 de julio de 1936
LOS
HUIDOS
Personas de ideas izquierdistas temerosas de ser
encarceladas o fusiladas por los
"rebeldes" se escondieron
unos durante algunos
días
en el monte ('huidos') y otros
en sus
propias casas ('topos'). Falangistas y guardias
civiles vigilaban y visitaban los
domicilios sospechosos para controlar a las personas que vivían en ellos
o para encontrar visitantes
ajenos y familiares fichados. La
vigilancia intensiva del principio
se fue atemperando en el
transcurso de la guerra.
Alrededor de 35 vecinos de Quintanar en los días
inmediatos al levantamiento (18 de julio de 1936) huyeron
al monte. Se entregaron el 29 de julio, confiando en que
no les pasaría nada. Fueron detenidos y encarcelados.
Cuatro no se fiaron y permanecieron por los montes:
José Rioja Antón se entregó en diciembre del 36 e
ingresó en la cárcel, saliendo en enero del 37; Cayo
Andrés González, Emiliano Peñaranda y Domiciano Pérez
permanecieron en el monte hasta el final de la guerra.
Les llevaban alimentos escondidos entre la basura de los
serones de las caballerías que salían de casa. También
"robaban" alimentos a los leñadores y ordeñaban las
cabras de los rebaños. Bajaban a casa sobre todo con
las nevadas y heladas del invierno. Domiciano tenía
dispuesto en casa una soga colgada de la cúspide de la
chimenea de campana para salir al tejado trepando por
ella en el caso que vinieran a
buscarle por la noche. Cayo
Andrés González ingresó en la cárcel durante tres meses
en 1940.
Seis vecinos de Barbadillo de Herreros (Baldomero
García
Peraita, Anastasio García Antón, Julio García
Peralta, Ángel García, Esteban
Zabala y Pablo Rubio) «se
internaran en el monte, y se rumoreaba en el pueblo que esperaban
un camión con armas y municiones. [... ] Los
internados seguían tan tranquilos en el monte, hasta que,
convencidos que no llega lo que esperaban [camión con
armas] a pesar de que sus familias, les suministraban lo
necesario, optaron por bajar al pueblo [2 de agosto]»,'
Baldomero,
Julio y Anastasio en agosto de 36 fueron encarcelados y fusilados en una
'saca'2 en Burgos.
En Huerta de Arriba "varios vecinos optan por
refugiarse en el monte: Roque Nieto, Ildefonso González y
Braulio Cerezo".3
Sotero Chicote Ruiz, secretario de la Casa del Pueblo de
Regumiel de la Sierra y anteriormente alcalde, huyó al
monte el día 2 de agosto de 1936 con su mujer, Marcelina
de Miguel Medrano, e hija de 20 años, Marcelina Chicote
de Miguel. Se refugiaron en una cueva en el límite con
Tierra Soria. Por las noches bajaban al pueblo de
Regumiel
en busca de pan, comestible, ropa, leche... Los pastores
les proporcionaron alimentos. Se entregaron el seis de
octubre de 1937 al alcalde. Fueron encarcelados los tres.
A Ramón Molero Pablo de Vilviestre del Pinar, de 34
años, secretario de la Casa del Pueblo cuando lo fueron a
detener en septiembre del 36.
Se ocultó en una alcantarilla
donde pasó todo el día hasta que se hizo de noche; junto
con su cuñado Gregorio Domingo Pablo, de 37 años, huyó
al monte de Vilviestre en la zona del río Abejón. Con los
dos se escondió Samuel Mediavilla Mediavilla hasta el 20
de noviembre del 36 en que se entregó (pasará un mes en
la cárcel). Supervivieron por el apoyo de los vecinos que
les llevaban alimentos y les mandaban trabajos forestales
para poder ayudar a sus familias. Bajaron del monte el 7
de junio de 1940. Ambos pasarán dos meses por la cárcel
y el Tribunal de Responsabilidades Políticas de Burgos
les
abrió expediente por responsabilidades civiles.
En los meses de julio y agosto de 1936 se refugiaron
en la ladera de la Campiña 17 vecinos de Palacios dela
Sierra. Trece habían sido llamados a incorporarse al ejército: Juan
Arrández Hernández, Vicente Ortega Huerta, Miguel Marcos Lucas "El
Cubano", Fernando Chicote Alonso, Atanasio Munguía Hernández, Demetrio
Elvira Elvira, Juan Ruiz Alonso, Félix Mediavilla Medina, Mateo Llórente
Mediavilla, Alberto Ibáñez Castrillo, Cosme Alonso Alonso, Manuel Blanco
María y Pedro Zuazquita Arroyo. También huyeron el alcalde Pedro Simón,
el exconcejal Domingo Hernández, el secretario del juzgado de paz
Francisco López Linares y Nicolás Sanz Alonso. Llevaron consigo 6
escopetas y tres pistolas. Bajaban al pueblo por la noche a por tocino
que empleaban para condimentar patatas,
y alubias que cogían
y cocían en
un caldero que trajeron de sus casas... Se alimentaban también de obes
(hayucos), anavias (arándanos),
frutos silvestres y pesca. Mataron unas doce reses lanares y cabrías que
tomaron de los rebaños que pastaban
en las cercanías.
El juez municipal de Palacios fue en busca Juan Arrández Hernández,
Vicente Ortega Huerta y Miguel Marcos Lucas y "una vez que los
encontró les aconsejó que se presentaran [al ejército], como así lo
hicieron por la noche y que cree que el motivo de no haberlo hecho antes
es por haber estado coaccionado por los demás huidos".4
El 18 de agosto se presentaron a la guardia Civil de Salas. Fueron
arrestados, se les instruyó un expediente de deserción y encarcelados en
la Prisión Central de Burgos en el mes de octubre; fueron liberados en
diciembre teniendo que incorporarse a sus respectivos cuarteles.
«En el pueblo de Palacios de la Sierra,
y de acuerdo con el teniente de
la guardia civil,
se formó un cuartel con los guardas del estado de
Quintanar de la Sierra por ser grande la cantidad de los huidos que se
encontraban en los pinares de dicho pueblo, bajando diariamente el
declarante [alcalde de Quintanar de la Sierra] a ver las novedades y dar
las órdenes oportunas. Que en las batidas efectuadas en compañía de la
guardia civil en dicho pueblo asistió el dicente
(alcalde de Quintanar
de la Sierra) con numerosos afiliados a Falange de su pueblo para la
captura y detención de los elementos peligrosos huidos en el monte».5
Domingo Hernández Marcos, teniente de alcalde que había sido cesado por
disputas con la comisión gestora del ayuntamiento, "pasados ciertos
días quiso entregarse y así aconsejaba a los demás, también le dieron
muerte en el monte y el Pedro Simón Llorente como jefe le dio el tiro de
gracia con una pistola, estas son las versiones que hay y luego le
quemaron a dicho Domingo".6 Coinciden varios confidentes
de Palacios de la Sierra al decir que no fue Pedro Simón el que le dio
el tiro.
Francisco López Linares "El Rubio", de Villarcayo, casado con una
maestra que ejercía en Palacios, estuvo en el grupo de Pedro Simón pero
después pasará al lugar de "Matasalores" con el grupo de desertores del
ejército. Se trasladó después a La Campiña. "Lo tenían muy vigilado y
decían que el que se presentase lo mataban". [...] "Pensaba en el
triunfo del Gobierno de Madrid y que por este motivo no querían [los
otros fugados] incorporarse al ejército, en cuyo modo de pensar y en
sentido de animarles para ello se distinguió el referido Pedro Simón"...
"El no haberlo hecho antes ha sido por temor a sus compañeros que le
decían que el que se presentase lo mataban y lo tenían muy vigilado para
que no pudiese escindirse de con ellos o escapar".7 Se
entregó el 18 de octubre; algunos le llaman "El Traidor". Ingresó en la
prisión de Burgos y juzgado por un consejo de guerra que le condenó a la
pena de reclusión de treinta años por el delito de rebelión militar. Le
incautaron 10.000 pesetas. Fue trasladado al fuerte San Cristóbal de
Pamplona. En diciembre de 1941 salió en libertad condicional.
Al día siguiente, 19 de octubre, se organizó una batida con 4 guardias
civiles y una veintena de cazadores del pueblo y de Quintanar para
atrapar a los huidos de Palacios a la zona de Ledanías, cerca de
"Pajares". Avistaron a Félix Mediavilla Medina portando una oveja para
comer; fue disparado por un cazador y muerto en Peña Ladera. Otra
versión es que lo rodearon; un guardia civil mandó darle el tiro de
gracia a un cazador del pueblo y se negó; rematándole él mismo. Fue
enterrado en aquel paraje. Su defunción sería inscrita fuera de plazo en
el año 1980.
Los 'huidos' que estaban con Félix Mediavilla decidieron dejar La
Campiña y marchar cada uno por su lado. También se aproximaba en
invierno y la supervivencia era difícil. Fernando Chicote Alonso,
Atanasio Munguía Ayuso y Demetrio Elvira Elvira tomaron la decisión de
pasar a la zona republicana. Huyeron hacia la zona soriana del Duero.
Los detuvieron en Almazán (Soria) y los metieron en un calabozo;
Fernando,
que era "un manilas",
abrió el calabozo con un alambre y se
escaparon no si sortear tiroteo en la fuga hasta que fueron apresados en
Berlanga de Duero (Soria) y fusilados.8
Cosme Alonso Alonso, Alberto Ibáñez y Manuel Blanco María abandonaron La
Campiña en dirección sur el 30 de octubre con intención de pasarse al
ejército republicano. Andando más de noche que de día, con luna llena,
pasaron por Hontoria del Pinar, Burgo de Osma (atravesaron el
río Duero
por un vado donde les llegaba el agua hasta la barbilla), Atienza y
Sigüenza (Guadalajara). Contactaron con el frente republicano en
Hiendelaencina (Guadalajara). Habían recorrido por los menos 120 km a
pie en cinco jornadas evitando pasar por pueblos y cruzar por puentes.
Combatieron con el ejército republicano. Los tres al finalizar la guerra
fueron hechos prisioneros por las Fuerzas Nacionales y adquirieron la
libertad en julio de 1940, habiéndose sobreseído su procesamiento
judicial en Madrid. Se trasladaron a Palacios. Se tenían que presentar a
la guardia civil cada 15 días. Fueron detenidos dos meses después por la
guardia civil e ingresaron en la cárcel provincial de Santa Águeda en
Burgos en espera de juicio por el Tribunal de Responsabilidades
Políticas. Les condenaron a 6 años de cárcel. Cuando llevaban medio año
en la cárcel pasaron a prisión atenuada con la obligación de hacer su
presentación en la guardia civil cada ocho días.
Juan Ruiz Alonso se pasó al monte en Peña el Agujero en el límite con de
Rabanera del Pinar. Llegó a comer hasta hierba. El 28 de octubre salió
al encuentro de un vecino carbonero al que le dijo: Mañana me iré con
usted a casa y me entregaré. Éste dio cuenta a los guardias de Hontoria
del Pinar y le detuvieron al día siguiente en el término la "Ronquilla".
Pasó por la cárcel de Burgos. Juzgado, fue condenado a la pena de
treinta años de reclusión mayor por el delito de rebelión militar y a la
pena de tres meses de arresto por el delito de hurto. Fue traslado al
fuerte San Cristóbal de Pamplona; participó en la masiva fuga del penal
del 22 de mayo de 1938. Se le cambió a la Prisión Central de Astorga y a
la de Pontevedra. Con la revisión del tiempo de condena su pena se vio
extinguida el día 3 de octubre de 1942.
Pedro Simón Llorente, el alcalde, estando huido en el monte ordeñaba las
cabras de algunos pastores, que se convirtieron en sus proveedores de
pan y de cuchillas de afeitar (que escondían entre las botas) para lo
cual se tenían que saltar los controles de la Guardia Civil. Con el
abandono el grupo bajó al pueblo y se escondió en su casa; pasaba el día
metido en un pozo y por la noche entraba a su vivienda a dormir. En
noviembre marchó hacia el ejército republicano. Coincidiendo con su fuga
al ejército republicano desapareció de su domicilio Laureano Marcos
Mediavilla de quien era la casa. En el mes de enero de 1937 contactó con
el ejército rojo en Guadalajara. Al finalizar la guerra fue apresado en
el puerto de Alicante cuando intentaba embarcar hacia el extranjero. Un
consejo de guerra de Valencia le condenó a muerte por un delito de
adhesión a la rebelión por su pasado i izquierdista, de haber combatido
en el ejército republicano I y en base a las declaraciones de las
autoridades del pueblo de Palacios y la guardia civil de Quintanar que
le imputaron las muertes de Domingo Hernández y la de Laureano Marcos
Mediavilla. No quiso firmar su sentencia de muerte. Fue ejecutado en
enero de 1940 en Paterna (Valencia). El Tribunal de Responsabilidades
Políticas le abrió expediente en el año 1940 que le condenó a pagar
5.000 pesetas.
A las dos de la mañana del día 4 de septiembre de 1936 Gerardo Gómez
Salas y Canuto Santamaría Expósito cuando eran trasladados desde la
cárcel d Salas de los Infantes con otros seis vecinos de Castrillo de la
Reina se tiraron del camión a su paso por la calle estrecha de
Mortigüela donde tuvo que reducir su velocidad. Se escondieron durante
meses en La Campiña. Se entregaron a primeros de noviembre de 1936, por
recomendaciones familiares que habían negociado su entrega con altos
cargos, y fueron encarcelados por la autoridad gubernativa y
excarcelados cuatro meses y medio después.
Lo mismo harán Andrés Antolín Antolín, Lesmes Santamaría y Narciso
Martínez de Riocavado de la Sierra el día 17 de septiembre cuando fueron
sacados de noche de la cárcel de Salas. Intuyendo su trágico desenlace
saltaron del camión. Andrés Antolín fue tiroteado en las proximidades de
Salas de los Infantes y desapareció. Lesmes y Narciso «anduvieron
ocultos por el bosque, a base de suministros proporcionados por vecinos,
hasta ser descubiertos su refugio del Duengo en Riocavado. Se refugiaron
en una choza de carboneros de Barbadillo del Pez. En cierta ocasión, uno
de ellos ayuda a una muchacha de Barbadillo del Pez, cuyo caballo
empozado en el barro no acertaba a levantarse, cuando volvieron para
recompensarle con alimentos no se presentó, quizás por miedo a que
pudiera ser una trampa. Con posterioridad Lesmes es sorprendido en el
interior de una choza mientras que Narciso consigue huir al encontrarse
fuera de ella, pues uno de ellos siempre vigilaba desde fuera. Se cuenta
que su propietario fue quién advirtió su presencia a la Guardia Civil».9
Según declaró el párroco del barrio Costana de Salas fue fusilado por la
guardia civil el día 22 de noviembre de 1936 en Salas de los Infantes.10
Narciso huyó a Santander donde sirvió en el ejército republicano. A la
caída de esta ciudad se entregó; se suicidaría en la prisión de
Valdenoceda (Burgos).
Cuando, en el mes de agosto del 36, posiblemente, Benigno Hortigüela
Beltrán "El Gaspar", vecino de Covarrubias y natural de Contreras, era
conducido a la cárcel se tiró del camión; pasaría a Francia.
En Mamolar en las detenciones masivas de vecinos de Mamolar del día 16
de septiembre «Ubaldo Bartolomé salta del furgón siendo tiroteado y
se salva ocultándose entre los cultivos; un hombre que se mostraba muy
temeroso por lo que acontecía, y no era para menos, siendo apodado como
"Tío Dios, porque nunca muere". El Portugués logra huir a su país, y
pudiera ser Francisco Bass, quién regresó para trabajar en el
empedramiento de la carretera».11
En otros pueblos, como en Canicosa de la Sierra o Hacinas, fueron varios
los vecinos los que pasaban la noche fuera de casa durante los tres
primeros meses de la guerra para no ser sorprendidos de mañana por la
guardia civil.
LOS TOPOS
Cinco serranos temerosos de ser represaliados, algunos después de haber
huido al monte, pasarán la guerra, escondidos en su casa, como "topos",
bajo la ignorancia vecinal de su destino.
El día 3 de septiembre del 36, Alejandro Elvira "El Tío Abogado",
miembro del sindicato Trabajadores de la Tierra de Castrillo de la
Reina, al percatarse que lo iban a detener escapó por la puerta de atrás
y huyó al monte a la zona de la Campiña. Contactó con Canuto Santamaría
Expósito y Gerardo Gómez. Alejandro regresó a su casa y pasó escondido
tres años en un casito de Castrillo de la Reina donde guardaban los
cochinos, en una especie de galería que hizo en el suelo. Conclusa la
guerra pasará todavía otros tres años escondido en la propia casa, hasta
septiembre de 1942. Los vecinos sospechaban que se ocultara en ella
porque veían humear la chimenea cuando su mujer estaba en el campo.
Luciano Muñoz Ortego, de 32 años, vecino de Castrillo de la Reina,
ferroviario, de izquierdas, afiliado al sindicato CNT "porque les
obligaban para poder trabajar y de no hacerlo le hubieran echado de
ferroviario de la Compañía Santander-Mediterráneo como obrero de la
brigada de Vías y Obras en el pueblo de Castrillo de la Reina"
33,
al
iniciarse el Movimiento Nacional huyó al monte Las Canalizas de
Moncalvillo durante un mes desde donde bajaba a proveerse de comidas a
casa de su padre en Rabanera del Pinar. Después estuvo casi tres años
como 'topo' en la casa de sus padres porque oyó decir "que iban a venir
por todos lo que pertenecían a partidos de izquierdas y llevarlos en una
camioneta como hicieron con unos cuantos de Castrillo de la Reina, que
después aparecieron muertos". 12 En la cuadra de detrás de la
casa tenía excavado un pozo que cuando sospechaba que venían a buscarle
se metía; lo cubrían con tablas, moñigas y paja. En cierta ocasión
detrás de la ventana vio que los muchachos robaban la fruta del árbol
que tenían delante de casa; tuvo que hacer gran ruido tras la ventana
sin dejarse ver para que se marcharan asustados. Y en otra ocasión entró
a la cocina un muchacho sin llamar a la puerta por lo que no pudo
esconderse; tuvo que ponerse una manta a la cabeza y salir corriendo,
asustando al niño. El 27 de junio de 1939 se presentó en el destacamento
de ferrocarriles de la estación de Burgos siendo acto seguido detenido;
fue puesto en libertad en mayo de 1940. El tribunal Militar le procesó.
Su causa fue sobreseída por carecer de relevancia penal los hechos que
se le imputaban. Fue encausado por el Tribunal de Responsabilidades
Políticas siendo sobreseída su causa.
En Salas de los Infantes mucho tuvo que ser el miedo de Cándido San José
Alonso, marido de la "Zapatillera", para que él se pasase cinco años
escondido en un desván. La cosa se complicó cuando la esposa del 'topo'
quedó embarazada y comenzaron a desatarse los rumores.13 Por
lo visto la mujer tuvo que dar explicaciones del embarazo al no estar su
marido y le echó la culpa a las visitas que realizaban los alemanes.
Pedro Zuazquita Arroyo "Caramelo", vecino de Vilviestre del Pinar, huido
con los de Palacios, Quintanar y Castrillo en La Campiña, pasará la
guerra como 'topo' en su molino de Palacios de la Sierra. En este
periodo se le murió la mujer y estando ésta de cuerpo presente
permaneció oculto en el piso inferior. Se le destituyó de vecino de
Vilviestre por no haberse presentado al servicio activo de las armas
para la defensa nacional y hallarse prófugo. Al entregarse en 1939
pasaría por la cárcel.
Mateo Llórente Mediavilla, de Palacios de la Sierra, anduvo por el monte
durante un tiempo con el grupo de huidos y después pasó escondido en su
casa hasta que en octubre de 1939 fue encarcelado y como castigo tuvo
cuatro años de recargo en el servicio militar.
Nicolás Sanz Alonso el 27 agosto de 1936 se marchó al monte llamado "La
Campiña" donde,
posesionándose de una cueva,
permaneció quince días;
bajaba cada ocho días a por el pan a su domicilio; después se marchó a
otra cueva de la misma Campiña (Cueva Ledano), permaneciendo en ésta
unos dos meses,
aunque
algunas noches bajaba a casa. En una de estas
bajadas que hacía entró en casa de su hermano Agustín que tenía cerca de
la tejera. «Llegó a conocimiento de la guardia civil que el fugitivo
se albergaba allí. Cercaron la casa, en número cercano a treinta. Se
dispusieron a detenerlo en la noche. Intentó salir por el tejado pero
sus pasos hacían demasiado ruido. Se veía abocado a entregarse o morir
asado a tiros. Abrió la puerta de repente y salió veloz. A los guardias
los cogió desprevenidos. Cuando quisieron reaccionar y dispararon en la
oscuridad. Nicolás cruzaba la carretera y el río y se adentró en el
monte. Se dio el toque de queda para que nadie saliera esa noche para
intentar capturar a Nicolás. Detuvieron a su hermano Agustín Sanz y a la
mujer de Nicolás, Francisca Mediavilla (recién parida); a esta la
dejaron en libertad al día siguiente».14 No formó grupo
con los al monte huidos de Palacios. Se puso a trabajar haciendo carbón
y que como se había puesto de acuerdo con su esposa cuando bajaba a por
el pan, con objeto de no ser visto, su esposa le llevaba alimentos y
bajándose ella el carbón que hacía el declarante teniendo noticias de
que su esposa lo vendía en el pueblo de Salas de los Infantes y en su
pueblo. Desde primero de diciembre de 1936 se decidió a bajar todas las
noches a dormir a su casa y así lo hacía hasta que terminó la guerra. Se
levantaba temprano al amanecer. También se dedicó a pescar. Ayudaba a
segar la cosecha,
de noche con la luna,
a su esposa. Una noche un vecino
le denunció porque le había visto llegar a casa. Entró en casa la
guardia civil, les levantaron a todos de la cama, pincharon los
colchones. Su vivienda tenía adosado un horno que daba a unas callejas.
Había realizado un boquete desde la casa al horno y por ahí se escapó.
El día veinticinco de julio de 1939, fiesta del pueblo,
se presentó en el
café y en enero de 1940 fue detenido por la guardia civil. El gobernador
civil lo encarceló durante dos meses que pasó en la cárcel Provincial.
Fue acusado por adhesión a la rebelión y el Consejo de Guerra sobreseyó
el caso, saliendo de la prisión en mayo de 1940.
DATOS GLOBALES
En muchas ocasiones oí a los mayores, refiriéndose a la Guerra Civil
Española, la expresión: "Por aquí no pasó la guerra". Sin
embargo los datos recogidos contradicen la anterior afirmación:
-
2000 jóvenes
aproximadamente fueron llamados a filas de los cuales 266 morirán en
el frente de guerra en el bando nacional.
-
115 serranos fueron
fusilados por efecto de la represión: 44 tras la salida de la cárcel
de Salas de los Infantes, otros 44 “sacas' de la cárcel de Burgos, 6 por condenas a muerte...
-
220 serranos sufrieron
prisión, sin contar a los fusilados.
-
106 fueron juzgados por
tribunales militares.
-
18 empleados de
ayuntamientos fueron cesados de sus puestos y 12 maestros fueron
suspendidos de empleo parcialmente o a perpetuidad,
o cambiados de destino...
Por el partido judicial de Salas de los Infantes,
"sí pasó la guerra".
Jesús Cámara Olalla
1. Causa 1614-37. Archivo Intermedio Militar del Noroeste de El Ferrol
(La Coruña).
2. La
'saca' fue el sistema de eliminación de presos por el cual se sacaban a
estos de la cárcel, sin juicio alguno, y se les fusilaba.
3. Palacios Gonzalo, Antonio. Viaje al condado de Lara. Madrid, 2011.
4 Causa 535-36. Archivo
Intermedio Militar del Noroeste de El Ferrol (La Coruña).
5. Causa 1137-37. Archivo
Intermedio Militar del Noroeste de El Ferrol (La Coruña).
6. Causa 531-1939. Archivo Histórico del Ejército del Aire de
Villaviciosa de Odón (Madrid).
7. Causa 535-36. Archivo
Intermedio Militar del Noroeste de El Ferrol (La Coruña).
8. Palacios Gonzalo, Antonio Viaje al condado de Lara. Madrid, 2011.
9. Palacios Gonzalo, Antonio. Exterminio y represión en el sur de la
provincia de Burgos. Los desaparecidos tras el Levantamiento Militarde
1936. No publicado
10. Causa
1137-37. Archivo Intermedio Militar del Noroeste de El Ferrol (La
Coruña).
11. Palacios Gonzalo. Antonio. Exterminio y represión en
el sur de la provincia de Burgos. Los desaparecidos tras el
Levantamiento Militar de 1936. No publicado.
12.
Expediente de Luciano Muñoz Ortego. Fondo del Tribunal Regional de
Responsabilidades Políticas. Archivo Histórico Provincial de Burgos.
13. Bengoechea, Alberto. Historia de Salas
II.
14. Domínguez Medina, Juan. Ecos de un Palanciano

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