LOS PELENDONES Y LA PELENDENGA
Para
los vecinos de Canicosa, hablar de la PELENDENGA resulta algo familiar, un
topónimo que ha sobrevivido generaciones y generaciones y ha marcado un
hito en el barrio SAN ROQUE, que se acuesta a su vera.
La
PELENDENGA tradicional a la que nos deja la nueva urbanización seguirá
siendo un exponente histórico-geográfico-urbano en CANICOSA. Es verosímil
que dicho topónimo guarde relación con los PELENDONES, una tribu
celtibérica que los historiadores ubican en la cuenca del DUERO lo mismo
que a otras tribus: Arévacos, Vacceos, etc. Todos ellos son
pueblos anteriores a Roma y anteriores al Cristianismo.
ROMA, en
su política expansionista, llegó a forjar un IMPERIO en Oriente,
Occidente, Norte y Sur, imperio que se sustentaba en un mosaico de pueblos
o de tribus, que tuvo que someter: Sirios, Asirios, Medos, Persas, Judíos,
Griegos, etc. y a los que trato de asimilar tras someterlos elevándolos a
la categoría de ciudadanos romanos. Además de estas conquistas de pueblos
orientales, nórdicos o meridionales, la ambición de ROMA miró a Occidente
y se propuso conquistar IBERIA para llegar hasta donde ellos creían que
estaba el fin de la tierra; efectivamente, conquistaron IBERIA y a un
balcón en el Atlántico lo llamaron FINISTERRAE, nombre que le ha quedado
para la posteridad.
Cuando
ROMA quiso conquistar IBERIA, lo consiguió pero tras feroz resistencia y
después de dos siglos de lucha sin cuartel mientras LA GALIA apenas
resistió diez años el ejército de CESAR.
IBERIA
estaba poblada por Iberos, Celtas y Celtíberos, los tres formados por
muchas tribus. Especialmente aguerridos contra ROMA fueros los Celtíberos,
que ocupaban el centro de IBERIA.
En el
VALLE del DUERO se establecieron algunas tribus celtibéricas, tales como
los ARÉVACOS y los PELENDONES, que fueron los que opusieron a ROMA la
resistencia más feroz y prolongada cuando decidió conquistarlos.
Los
PELENDONES como las demás tribus celtibéricas estaban circunscritas a un
determinado terreno pero siempre empeñados en nuevas conquistas a costa de
sus vecinos, que se defendían con la misma virulencia. En ese territorio
se movían para ampliar su zona, aprovechar los recursos vegetales y
animales y establecían asentamientos más o menos estables, mientras
duraran los recursos que, en la cabecera del DUERO eran abundantes en
pesca, caza y aprovechamiento de los montes. La lucha contra las tribus
limítrofes no fue menos feroz que la que opondrían a ROMA, que envió a
IBERIA sus generales más famosos al frente de ejércitos profesionales para
someterlos. Hay que hablar, por ejemplo, de los generales CESAR AUGUSTO,
POMPEYO, TIBERIO, GABBA, etc. a los que tuvieron en jaque durante dos
siglos las gentes ibéricas.
Al fin se
produjo la conquista, terminó la resistencia feroz y también la cuenca del
Duero se abrió a la “romanización”.
La tribu
de los Pelendones se movió por la Cuenca del Duero, mejor dicho por la
cabecera sin poder precisar los límites, pues ni siquiera PLINIO y
PTOLOMEO, los dos mejores historiadores de la antigüedad, clasifican de
igual modo los asentamientos Arévacos y Pelendones pues coinciden en unos
y discrepan en otros.
Así, por
ejemplo, PTOLOMEO habla de VISONTIUM, la actual VINUESA, como poblado
pelendón, y PLINIO asigna a la misma tribu NUMANTIA, las dos en la
cabecera del Duero; pero en muchos otros poblados no coinciden ni en la
tribu ni en la ubicación.
¿Cómo
fueron estos asentamientos tribales? No cabe duda de que unos, como los
dos señalados, fueron asentamientos consistentes, pero la mayor
parte no darían lugar a poblados permanentes sino temporales, mientras
aprovechaban los recursos de la zona en forma de pesca, caza o
aprovechamientos vegetales; y terminados los recursos, emigrarían pero
seguramente dejando alguna muestra de su estancia, algún resto que hoy
podría explicar su presencia. La Arqueología esta buscando restos de estas
tribus celtibéricas. Así lo hace en TERMES, NUMANCIA, etc. y han hallado
preciosos restos, que conservan en salas de exposición para preservarlos
de la destrucción. Pero sólo se mueven en niveles de excavación romanos,
pero los restos celtibéricos están más profundos y, por consiguiente, es
más lenta su excavación.
En
CANICOSA, por ejemplo, no hay restos porque no se han verificado
excavaciones, a menos de que las máquinas que ahora mueven las tierras de
la PELENDENGA nos sorprendan con un hallazgo. Pero, si no hay restos,
nadie puede olvidar el topónimo de la PELENDENGA de clara etimología
pelendona, y que ha sido así llamada a lo largo de toda la historia de
CANICOSA
¿Estuvieron aquí los Pelendones? Mientras no haya pruebas más fehacientes,
limitémonos a dejarlo en suspensión pero con mucha dosis de verosimilitud.
Melchor
Peirotén