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Una de las dedicaciones más representativas de Canicosa y lugares cercanos fue la  carretería. Especialmente el transporte de lana y de madera. Aparejada a la ganadería y a la explotación forestal, está documentada desde el siglo XIII hasta su decadencia en el XIX.

 

 

  LA CABAÑA REAL DE CARRETEROS BURGOS-SORIA

 

 

Real Cabaña de Carreteros Burgos-Soria

 

La Cabaña Real de Carreteros estaba dividida en numerosos núcleos a lo largo y ancho de toda la geografía hispana. Tres eran las principales agrupaciones o Hermandades de carreteros, dedicados al transporte de volúmenes importantes y a grandes distancias: la Asociación de Cuenca al SE de esta provincia, la Asociación de Avila, en la Sierra de Gredos y la que nos ocupa, la Junta y Hermandad de la zona Burgos-Soria.

 

Para hacernos una idea de la extensión de los distritos que correspondían a cada asociación, hay que tener en cuenta que la Hermandad de Burgos-Soria abarcaba unos 106.000 km2, la de Ávila, unos 76.000 km2, y la de Cuenca, aproximadamente los mismos que la primera.

 

Como es lo habitual en los lugares donde se localizan estas organizaciones, se trata de una zona de abundantes pinares, pues disponen de materia prima para el transporte, la madera, y mucho pasto para la cría de ganado vacuno.

 

En este estudio nos centramos en los integrantes de una de las tres organizaciones de carreteros más importantes que han existido en España, La Junta y Hermandad de la Cabaña Real de Carreteros de la Sierra Burgos-Soria, conocida como “Tierra de Pinares”, y ocupando las ramificaciones occidentales del Sistema Ibérico, esto es, las Sierras de la Demanda y Neila La zona a estudiar se ubica dentro de la Comunidad de Castilla y León, extendiéndose al SE. de la provincia de Burgos y al NO. de Soria. Situada en la parte norte de la Meseta Central, limita al Norte con el Sistema Ibérico, Sierra de Neila y Campiña; al Sur, con las Sierras de Cabrejas y Resomo; al Este, con el Sistema Ibérico, y al Oeste, con Palacios y Hontoria.

 

Los pueblos carreteros se sitúan en su mayoría en las faldas de montes cuyas cumbres son de aproximadamente 1200 m, e incluso en algunos casos en 2100 m. Se trata de una zona con una densidad poblacional de 10 hab./Km2.

 

La Comarca de Pinares Burgos-Soria que comprende la Hermandad de Carreteros de la Sierra de la Demanda, abarca unos 670 Km2 considerando los terrenos “comuneros” abundantes en esta zona.

 

Se reparte ésta superficie entre los siguientes pueblos que constituyeron la Hermandad:

 

 

Provincia de Burgos:

Provincia de Soria:

Vilviestre del Pinar 38.03 Km2

Duruelo de la Sierra 44.71 Km2

Palacios de la Sierra 70.62Km2

Covaleda 105.66Km2

Quintanar de la Sierra 64.50 Km2

Molinos de Salduero 27.89 Km2

Canicosa de la Sierra 29.31 Km2

Navaleno 25.06 Km2

 Regumiel de la Sierra 25.89 Km2

Casarejos 28.21 Km2

Hontoria del Pinar 81.10 Km2

Arganza 1.7 Km2

Navas del Pinar 5.70 Km2

Vadillo 13.97 Km2

Aldea del Pinar 2.8 Km2

Cabrejas

 

Abejar

 

Herreros

 

Villaverde

 

 

 

 

La vida del carretero se desarrolló en función de la vida nacional: guerras, sal, edificios públicos, Corona, etc... y en función de su trabajo, transportes, rutas, madera, dehesas de invierno, estancia en los pueblos, etc. Según Pedro Gil Abad, normalmente iban en caravana de unas 25 a 30 carreteras, lo que llamaban “carretería”. Cada carretería iba guiada por un mayoral, un aperador y un ayudante de aperador, un pastero y un ayudante de pastero, un gañán y un ayudante de gañán.

 

El mayoral llevaba la responsabilidad de la carretería, el aperador se encargaba con su ayudante del arreglo de las carretas, el pastero y su ayudante eran los encargados de cuidar los pastos del ganado y los gañanes que eran los más jóvenes se ocupaban del trabajo de carga y descarga de las carretas, aunque en esta tarea ayudaban todos.

 

Cada día andaban entre 30 y 40 kilómetros, según el terreno y la carga. Durante el invierno, los más jóvenes se quedaban en las dehesas de invierno cuidando del ganado y los demás carreteros iban a sus respectivos pueblos en los que permanecían unos tres meses. La salida de los pueblos para el transporte era a primeros de Marzo y regresaban para San Martín o San Andrés a finales de Noviembre.

Eran pueblos cerrados, de difícil comunicación, de patrimonio común y por tanto de vida comunal. Esta característica hace que yuxtapongan el individuo a la comunidad, que pospongan los intereses individuales a los de grupo. Se tienen derechos y deberes por pertenecer a la comunidad. Todo es común. De ahí los comuneros entre pueblos, ledanías, Ciudad y Tierra. Estos aspectos han dado, lugar a familias endogámicas para conservar lo común, los aprovechamientos forestales, el patrimonio. Aun en nuestros días casarse con forastero o forastera, en algunos pueblos serranos supone no percibir los aprovechamientos forestales completos.

 

Más del 80% de la población de los pueblos carreteros eran trabajadores de carretería al igual que en los pueblos de merineros ese tanto por ciento eran pastores. Los sueldos de los trabajadores de la carretería se encontraban entre los más importantes. Iban de más amenos desde el mayoral, aperador, ayudante de aperador, pastero, ayudante de pastero, gañán y ayudante de gañán. Pero en el aspecto económico debemos tener en cuenta que de los 1.336 trabajadores de la Hermandad de Carreteros Burgos-Soria, eran propietarios unos 1.040; que tenían unas 6.429 carretas en el transporte y unos 19.287 bueyes dedicados al trajino. La media de carretas por propietario era de cinco y con carretería completa había 22 carreteros.

 

En el informe que emiten los responsables para la única contribución en el Catastro de Ensenada, sobre la economía de los carreteros, se dice que “los carreteros visten y calzan a sus mujeres e hijos y familiares con esplendidez además de aumentar sus caudales más que los médicos, boticarios, practicantes, escribanos, maestros, etc...”

 

Del pinar sacaban madera para sus casas, para las carretas, para fabricar sillas, aros, gamellas, pez y disfrutaban de aprovechamientos y privilegios de sus pinares, lo que suponía otros ingresos de gran interés para la época. La producción de la Hermandad de Carreteros Burgos-Soria a escala nacional ascendía a más del 12% del total de los transportes por carretera. El Consulado de Burgos debe mucha de su importancia al transporte efectuado por los carreteros de la Hermandad con las lanas castellanas por el Cantábrico y a veces incluso por Almería en el Mediterráneo.

 

 

 

 

 

  CATASTRO DEL MARQUÉS DE LA ENSENADA

 

CANICOSA DE LA SIERRA

 

"RESPUESTAS GENERALES"

 

"Síntesis socioeconómica de la villa de Canicosa a mediados del siglo XVIII en que tiene lugar la elaboración del Catastro del Marqués de la Ensenada y cuya documentación básica se encuentra en el Archivo de la Diputación Provincial de Burgos en varios volúmenes manuscritos que en esencia son: "Respuestas Generales", "Libros Mayores de lo Raíz" "Libros Personales" y "Memoriales". Copias de las dichas  "Respuestas Generales" existen en el Archivo General de Simancas, Dirección General de Rentas, Libro 12, y en el Archivo Municipal de Canicosa."

 

A mediados del siglo XVIII  D. Zenón de Somodevilla y Bengoechea, Marqués de la Ensenada Secretario de Hacienda con Felipe V, inició una nueva política fiscal que suponía la recaudación directa de impuestos por el Estado, prescindiendo de los arrendadores. Proyectó una Única Contribución para sustituir las rentas provinciales por una sola contribución, para lo cual se efectuó un Catastro en las veintidós provincias de la Corona de Castilla, llamado "Catastro de Ensenada. Su finalidad era averiguar la riqueza, cuantificarla y fijar un porcentaje sobre ella con el que en adelante se contribuiría. La cantidad así obtenida seria equivalente a lo que la Real hacienda percibía por rentas provinciales.

 

Serán los peritos y capitulares de cada pueblo los que en las Respuestas Generales proporcionen la relación de industriales y comerciantes allí avecindados, fijando a cada uno lo que se le estime de utilidad. Y el resultado de las respuestas a las cuarenta preguntas formuladas a cada población es una relación completa de profesionales industriales y comerciantes a los que según los ingresos por actividad se le regulan utilidades globales.

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Ahora bien la regulación de dichas utilidades planteaba problemas en el caso de retribuciones estimativas como era el de los arrieros y carreteros encargados del transporte a corta distancia los primeros y a larga distancia los segundos, distinguiendo a su vez la modalidad de carretas de "puerto a puerto" que cubren el transporte a larga distancia y las carretas "churras" u "ordinarias" cuyo radio de acción era más limitado. Es el caso de los pueblos englobados en la Cabaña Real de Carreteros de Burgos-Soria, institución creada por los Reyes Católicos en 1497 y que básicamente eran: Canicosa, Palacios, Vilviestre, Quintanar, Regumiel, Rabanera, Hontoria, etc.

 

Así en las respuestas en el caso de la arriería sólo se encuentran datos globales de gastos, sin detallarlos. En el caso de los carreteros ciertas operaciones se describen pormenorizadas y serán objeto de reavenguaciones por parte de subdelegados porque las utilidades eran tan cortas que los dichos subdelegados no podían darlas por ciertas Es decir, al fijar unos ingresos brutos por carreta muy bajos, probablemente falseados, la utilidad consiguiente quedaba muy reducida, de ahí que los peritos fijaran las cantidades de la utilidad neta anual.

                                                               

Hay que tener en cuenta que no sólo es un catastro sino una fuente de valor indiscutible por cuanto contiene además datos sobre montes , agricultura, ganadería y estructura profesional de la población Y del estudio del Catastro se desprende que el monte pertenecía al pueblo, era monte del común, explotado comunalmente durante siglos por los vecinos. Asimismo, se concluye que en el siglo XVIII la explotación forestal como medio de vida desempeñaba una función de menor importancia que en la actualidad debido a los precios más bajos de la madera, las limitadas posibilidades de transporte y por el hecho de que el monte no estaba sujeto a una explotación científica. Otros medios de vida eran entonces de mayor interés: la carretería, la arriería y una. agricultura y ganadería que servía para cubrir las necesidades locales, en una economía de mera subsistencia.

 

La introducción del documento se refiere a la fecha en que el acto tiene lugar: 17 de julio de 1.753; el objeto del mismo, es decir, "la averiguación de efectos sobre que se ha de fundar la única contribución; y los comparecientes:

 

"El Sr. D. Melchor Sáenz de Tejada Juez Subdelegado por Su Majestad, Juan de Martín Andrés Alcalde ordinario en propiedad, Francisco de Bartholomé Valgañon Teniente de alcalde también ordinario, por ausencia del propietario que lo es Domingo Mateo, Francisco Abad Gil Teniente Procurador Síndico General, Bentura Chapero y Francisco Bartolomé Abad, Regidores, que todos componen el Ayuntamiento de esta dicha villa, Mathias Andrés, Marcos Balgañon, Juan de Pedro Marcos y Santos Vezana Peritos nombrados por dicho Ayuntamiento y Don Joaquín de la Cruz, Cura propio. Todos ellos juran "decir verdad de lo que supieren y les fuere preguntado y en su virtud siéndoles leído dicho interrogatorio declararon y respondieron lo siguiente".

 

Las diez primeras preguntas se refieren al nombre "... dijeron que esta villa se llama Canicosa"; al tipo de dependencia "...dijeron que es de realengo y que las alcabalas, tercias y otros impuestos los recibe el Duque de Frías en nombre de S.M." (de realengo son los bienes territoriales de la corona bajo el dominio y administración de los monarcas; dependen directamente de la potestad real); a la extensión territorial del término y linderos; a las especies de tierra "... dijeron que las tierras que se hallan en el término de esta villa todas son de secano"; a los plantíos de árboles como frutales y otros "...dijeron que son silvestres como pinos, robles y algunos encinos"; a las especies de frutos que se recogen en el término"... cebollas, lechugas, berzas, hierba, miel, cera, queso, corderos, cabritos, pollos".

 

Es interesante la pregunta 15ª "Qué derechos se hallan impuestos sobre las tierras del término como Diezmo, Primicia, Tercio Diezmo y otros, y a quién pertenecen". La respuesta es que todos estos impuestos se reparten entre el cura, presbítero, el Cabildo de la Catedral de Osma, la Fábrica Parroquial y el Duque de Frías.

 

Se pregunta si hay minas, salinas, molinos harineros, batanes u otros artefactos y la utilidad de cada uno por año y se responde que "hay un batán para pisar sayal y algunos molinos abandonados por sus dueños".

 

La pregunta 20ª se refiere a las especies de ganado que hay en el pueblo y se responde que se ignora el número de ganado vacuno que se ocupa en el tráfico de la carretería, el de las vacas de vientre y el de ganado mayor y menor. Se añade que existen varios vecinos que se ocupan de la conducción y venta de los tauretes, sillas y otros menajes que se fabrican en la villa. Sobre el número de vecinos y casas de que se compone la población '"contemplan habrá como cien vecinos y cien casas".

 

Se pregunta cuántas tabernas, mesones, tiendas, panaderías, carnicerías mercados, ferias, etc. hay se responde "...a Bernardo López de oficio tabernero le regulan de utilidad cinto veinte reales, a Antonio Gil por su oficio de mesonero doce reales y a María Martín por su tienda de aceite, vinagre, pescado y legumbres cuarenta y cuatro reales".

 

Si hay hospitales "... dijeron que en este pueblo hay una casa del común destinada para hacer caridad albergando a los pobres transitantes."

 

Si hay algún cambista o mercader "... dijeron que nada de lo contenido en esta pregunta se entiende en esta villa".

 

Se pregunta si hay en el pueblo algún tendero de paños, ropas de oro, plata y seda, médicos, cirujanos, boticarios, escribanos, arrieros... Se responde que a Santos Vezana Marcos por su oficio de maestro de niños y de sacristán le regulan de utilidad unos mil reales que recibe del Concejo; se cita como cirujano a Joseph Vizente, a Bernardo López y a Francisca Vitoria como porteadores de vino con cuatro caballerías mayores y una mayor, por lo que se les regula la utilidad correspondiente.

 

A propósito de los oficios que se expresan en la anterior pregunta, transcribo literalmente:

 

"... y mediante a que en esta villa diferentes vecinos se ocupan y ejercitan en el tráfico de la CARRETERÍA, antes de pasar a distinguir la utilidad que cada una pueda dejar a su dueño, suponían haber dos especies de carretas reconocidas: las de una especie con el nombre de puerto a puerto, por servir por lo común para portear sal, lana, trigo y carbón y las de la otra especie con el de ordinarias que generalmente las ocupan sus amos en conducir madera en el verano a Burgos, Logroño y otras partes de Castilla la Vieja. Que para que las referidas carretas de puerto a puerto anden comentes se sirve cada una de ellas de tres bueyes y las ordinarias de dos. Que una cuadrilla de carretas de las de puerto a puerto se compone por lo común de veinticinco o treinta, una más o menos, y en su cuidado y gobierno se ocupan seis hombres distinguidos con los nombres de Mayoral, Aperador, Ayudante de Aperador, Pastero y dos Gañanes, de modo que cada uno de los dichos seis criados alcanza el cuidado de cinco carretas y bajo de este supuesto regulaban la utilidad de cada una de las carretas de puerto a puerto en trescientos reales y la de las ordinarias en ciento veinte, advirtiendo que en esta regulación, no rebajaban otros gastos que el de la yerba (sic) de las dehesas en donde pastan los ganados, siendo asi que son indispensables otros mayores en el tráfico de las carreterías de puerto a puerto además de los precios en la manutención de los expresados criados y paga de sus soldadas.

 

Y para que el montamiento de estas conste con toda claridad, anotaban aquí a cuánto asciende cada una anualmente con respecto al oficio de cada criado de los ciño o seis referidos y en esta conformidad estimaban la del mayoral en seiscientos reales, la del aperador en quinientos cincuenta, la del ayudante de aperador en quinientos, la del pastero en cuatrocientos cincuenta y la da cada uno de los dos gañanes en cuatrocientos cada uno.

 

... Y por cuanto muchos vecinos se ocupan en el trato y venta de tauretes, sillas y otras menudencias que se fabrican en esta villa, llevándolas a vender con diferentes caballerías a otros pueblos, prometían también evaluar aqui la utilidad de cada uno de los que se ocupan en este tráfico...

 

En esta misma respuesta se relata la ocupación de los vecinos con la consecuente utilidad. Extraigo algún caso de arrieros y de carreteros:

 

ARRIEROS

 

"A Esteban Abad que se ocupa con cinco caballerías menores y una mayor en portear sillas, tauretes, aros de zedazos y de ameros, vendiéndolos fuera de este pueblo, le regulan de utilidad novecientos sesenta reales".

 

"A Juan de Bartolomé Blanco por el comercio que hace beneficiando teas en otros pueblos con tres caballerías menores cuatrocientos reales"

 

"A Domingo Gil Covaleda que se ocupa en portear y beneficiar pan cocido con una caballería menor ciento veinte reales".

 

"A Catalina Andrés por el comercio que hace con dos caballerías menores porteando trigo para venderlo docientos setenta reales"

 

"A Antonio Ibáñez por su oficio de carretero ordinario con dos carretas doscientos cuarenta reales".

 

 CARRETEROS DE PUERTO A PUERTO:

 

"A Antonio Marcos Miguel, carretero de puerto a puerto con diez carretas tres mil reales. Dicho Antonio tiene a Joseph Mateo natural de Duruelo y mayor de dieciocho años de quien se sirve para gañan de sus carretas. Gana de soldada quinientos ochenta reales con más trescientos de comida. También se sirve de Juan Rojo, vecino de la villa de Palacios, para aperador de las expresadas carretas a quien contemplan por su soldada quinientos reales con más trescientos por la comida".

 

"A Esteban Pérez, carretero de puerto a puerto, con dos carretas seiscientos reales y por su soldada de aperador de las de Juan de Pedro Marcos vecino de esta cuatrocientos sesenta y seis reales con más trescientos por la comida."

 

"A Andrés Cuesta, carretero de puerto a puerto con treinta y cinco carretas, diez mil quinientos reales. Dicho Andrés se sirve de Blas López vecino de Zebico Navero para pastero de dicha cuadrilla, a quien contemplan por su soldada cuatrocientos reales con mas trescientos para la comida. Sirve de aperador Esteban de Pedro... Así bien ocupa el oficio de pastero Francisco Ureta. Oficio de gañán Francisco Uzero natural de la villa de Quintanar.

 

También se sirve de pastor para su ganado menor de Joseph Rojo natural de la villa de Palacios quien gana de soldada 330 reales".

 

"A Francisca Romero por una carreta de puerto a puerto trescientos reales..."

 

"A Francisca Gil por una carreta ordinaria ciento veinte reales. Dicha Francisca tiene a su hijo mayor de dieciocho, Juan Marcos a quien por el servicio que hace de pastero en las carretas de Ventura Chapero le contemplan de utilidad cuatrocientos cuarenta reales con otros trescientos por la comida. Tiene a su hijo Joseph Marcos que le sirve en las ocupaciones de su casa. También tiene a Jerónimo Marcos su hijo mayor de dieciocho cursando en la Universidad de Salamanca."

 

En resumen, el numero de vecinos con carreta según el Catastro es de ciento cinco y doscien tas setenta y ocho carretas así distribuidas: con una carreta, cinco; con dos, quince, con tres, cinco con cuatro, tres; con cinco, uno; con seis, ninguno; con siete, tres; con ocho, uno; con nueve, ninguno; con diez, tres; con once, uno; con doce, dos; con trece y catorce, ninguno; con quince, uno; con dieciséis, ninguno; con diecisiete, uno; con treinta y cinco, uno; con cincuenta, uno.

 

Sigo con las respuestas del Catastro, y en la 33ª se pregunta "Qué ocupaciones de artes mecánicos hay en el pueblo, con distinción, como albafliles, canteros, herreros, sastres, tejedores... explicando en cada oficio los que hubiere, el número que haya de maestros, oficiales, aprendices y qué utilidad pueden sacar al día cada uno. Y aquí se cita a Manuel Gil como tejedor; se cita a taureteros, silleteros y gamelleros; a los que se ocupan en componer carretas, a un zapatero, carpintero, hachero...

 

A la pregunta (36ª) cuántos pobres de solemnidad habrá en el pueblo, responden que once.

 

Cuántos clérigos hay en la población: Don Joaquín de la Cruz presbítero y cura propio de la Iglesia y Don Manuel Pascual presbítero y capellán.

 

El documento concluye diciendo "... todo cuanto han declarado y respondido es la verdad... habiéndoseles vuelto a leer se reafirmaron y ratificaron junto con el dicho Señor Juez Subdelegado, alcaldes y regidores y Procurador que asistieron..."

 

Se desprende del análisis del documento que a mediados del siglo XVIII la carretería era una actividad económica en la que se ocupaba buena parte de la población de Canicosa, de ahí que incida sobre el tema. En efecto, los grandes viajes se hacían por grupos de veinticinco a treinta carretas que formaban una cuadrilla. De su cuidado y gobierno se ocupaban seis hombres, carreteros, con categoría profesional concreta: mayoral, aperador, ayudante de aperador o teniente, pastero y gañan. El mayoral iba al mando, administraba y en muchos casos era a la vez propietario; acompañaba las carretas a caballo, se adelantaba a la caravana para buscar sitios apropiados donde desuncir los bueyes o para anunciar la llegada de los carreteros. El aperador era el técnico, el mecánico y el jefe del mantenimiento; por lo general tenía bastante trabajo, por lo que le asistía un ayudante o teniente.           

 

Función especial del pastero era el cuidado de las bestias de tiro, cuidar los bueyes en los pastos, en las "disyuntas y disueltas". Los gañanes, hijos de los carreteros, los más jóvenes y fuertes hacían todo lo que se les mandaba y especialmente la carga y descarga de las carretas.

 

Entre los carreteros había propietarios de tantas carretas que podían constituir una o más cuadrillas y según el número necesitaban criados para las faenas diarias. Los empleados eran ordinariamente del mismo pueblo, pero también de pueblos vecinos. Los propietarios de cierta cantidad de carretas que no podían formar cuadrilla se unían a otros hasta alcanzar la proporción deseada de modo que una cuadrilla podía estar formada por varios propietarios cada uno de los cuales desempeñaba una función determinada en la caravana y en fin, muchos vivían de su trabajo en las cuadrillas de otros.

 

Cada carretería llevaba entre setenta y cinco y noventa bueyes o vacas Se salía del pueblo o de las dehesas donde invernaban a fines de marzo o primeros de abril y regresaban al pastizal a fines de noviembre Hacían alrededor de cinco a siete viajes por año, con un recorrido diario entre treinta \ cuarenta kilómetros Hay que entender que en la carretería llevaban lo necesario para vivir personas y animales, así como las herramientas propias para el arreglo de las carretas.

 

El carretero era un trashumante que vivía durante cuatro meses, de diciembre a marzo, en su pueblo dedicado a reparar las carretas, a hacer gamellas, tauretes, pértigas, aimones, ruedas. Cortan los pinos necesarios para la construcción de carretas, ayudan a las mujeres en la labranza, y el invierno se dedica también al ocio, a celebrar fiestas unidos en Cofradías. Pero la mayor parte de su tiempo la dedica al transporte; en el camino vive y sufre.

 

Los productos transportados son de muy diversa índole, pero destacan la sal de Poza de la Sal, Belinchón, Olmeda. De las salinas se acarreaba el producto hasta los depósitos y comercios al por menor; madera: tablones, machones, vigas, gamellas, tauretes... La Catedral de Burgos, las Iglesias de San Lesmes y San Esteban, El Escorial, conventos y palacios de Lerma, Santander, Soria, Palencia, es decir, las dos Castillas y el Cantábrico eran abastecidas por transportistas serranos. Lana en grandes sacas, iban desde Medina del Campo, Medina de Rioseco, Vinuesa, Tolbaños, Burgos hasta los puertos del Cantábrico.

 

Piedra de Hontoria de la Cantera para construir la Catedral de Burgos y palacios de la provincia Jaspe cargado en Espeja para San Lorenzo El Real. Carbón, hierro, piezas de artillería, garbanzos, trigo, aceite, centeno... eran productos que los carreteros llevaban por toda la geografía peninsular abasteciéndola de los productos necesarios.

 

Las carretas ordinarias se utilizaron para toda clase de transportes, sobre todo agrícolas, dentro del pueblo o del término y en verano se hacía con ellas uno o dos viajes hacia Burgos, Logroño y otras partes de Castilla la Vieja para vender madera. Las dichas carretas ordinarias tendrán vigencia hasta mediados de nuestro siglo.

 

Guardo de mi padre el recuerdo de sus relatos, de sus aventuras y desventuras como carretero que fue de Canicosa.

 

 

 

 ROSARIO PASCUAL ABAD

Para "El Pinachón"

 

 

 

 

 

 

  NOVATADAS

 

FECHORÍAS A LAS QUE SE ESTABA EXPUESTO CUANDO SE HACIA EL PRIMER VIAJE DE CARRETERO

 

Era tradicional la caza del maimón o el gamusino que tenían fama de valer mucho la piel.Para ello se preparaba el terreno comentando en la posada o en la carretera lo que habían valido las pieles de tal y cual viaje. También se hablaba de aquel otro viaje que no se había conseguido pieza. Todo esto se recordaba en presencia del novato para que fuera tomando nota del acontecimiento, pero sin dirigirse a él y con mucho disimulo como la cosa más seria y más normal del mundo

 

Normalmente la operación solía desarrollarse en el monte de encina y que existe entre Hortigüela y Covarrubias. En un lugar determinado se orillaban las yuntas en la carretera. Se preparaban con un saco, una piel de oveja y algo de ropa para poder disimular al supuesto gamusino y comenzaba el ojeo. Se distanciaban un poco unos de otros y acompañaba a la víctima uno de los que no llevaban el saco. De esta manera y sin dar muchas largas para perder poco tiempo, los del saco en cuanto topaban con una piedra un poco lisa y con peso apropiado a las fuerzas del futuro transportista, la envolvían en la ropa y en la piel para disimular la dureza del animal. La metían en el saco que lo ponían atado y bien atado y anunciaban cómo ya había caído pieza para que todos acudiesen allí. Una vez reunidos en el lugar afortunado, le echan la carga sobre las espaldas al infortunado y desde este sitio tiene que transportarla hasta donde están los carros donde se descubre la putada porque el objetivo ya estaba consumado. Así terminaba el buen rato que habían pasado los culpables y el remordimiento del inocente que estoy seguro no volvería a fiarse ni de quien lo trajo a este mundo.

 

Otra broma para la risa y el cachondeo consistía en mandar al novicio con la bota y dinero a una casa no muy lejana de la carretera para que le vendiesen vino. Lo más probable es que tal casa estuviera abandonada o que incluso podía ser hasta una tenada de ovejas. Este engaño podía hacérsele fácilmente al que le tocase el turno aún siendo muy espabilado. No ocurría lo mismo cuando los mandaban ir por vino a una farmacia y algún listillo-novato les dijo a los mandatarios que allí iban mejor ellos, A medio camino entre Villahoz y Peral de Arlanza había un paraje muy tradicional para la compra de vino. Muy cerca de la carretera existía un montículo y en todo lo alto permanecía una torre medio derruida que era el sitio ideal para la broma; ésta se llamaba Torremoronta. Estaba muy próxima a la carretera y tenía una gran pendiente donde se veía muy bien el trepar al comprador en busca de la bota de vino que sus buenos compañeros le habían encargado. Mientras subía a la torre los mandatarios se lo pasaban bomba y cuando el novato fiel llegaba al montículo, allí no había ni con quien hablar, volvía grupas en busca de la caravana que seguía avanzando y a buen seguro que comprendía el engaño poniéndose en guardia para posteriores encargos de esta naturaleza.

 

En este mismo paraje, se le ocurrió a un padre, que sólo iba acompañado de un hijo mozo, mandarlo a por vino a la ya renombrada torrecita pensando en hacerle una bromita pasajera y sin ánimo de hacerle un desaguisado, pero salió mal la jugarreta. Mientras el padre seguía andando con las dos yuntas hasta llegar a Peral de Arlanza donde estaba previsto el descanso habitual, unos seis kilómetros. El hijo siguió caminando en distinta dirección buscando el vino que no había encontrado donde había sido mandado. Así de fácil, sin comerlo y menos beberlo. al no llegar el hijo al alcance del padre, éste con gran disgusto tuvo que poner el hecho en conocimiento de las autoridades para la busca del muchacho, que no tardó mucho tiempo en aparecer, pero a una distancia aproximada entre ambos de unos 20 Km. Esta faena que costaría la pérdida de una jomada de camino, suponemos que sería una lección muy importante para los dos contendientes, pero en particular para el señor padre que fue el causante.

 

Otra de las bromas, también en uso, acontecía en los fielatos. Estos estaban situados en todas las entradas de las capitales en su carreteras. El cometido de éstos era cobrar los impuestos establecidos por los artículos alimenticios que entraban en la ciudad, exceptuando aquellos que pudieran llevarse para el consumo de aquel día. Hecha esta aclaración, digamos que también los que hacían su primer viaje a la ciudad, normalmente todos eran jóvenes, estaban sujetos al pago de este impuesto establecido por la broma de los carreteros, pero nunca por el fielato. También aqui se hacían comentarios sobre el asunto antes de llegar al fielato. Se le aconsejaba al mozo para que se subiese al carro, se tapase todo lo posible con mucha ropa y que cuando parasen los carros y subiese el empleado de arbitrios a inspeccionar si allí había algo que pagar, él tenía que estar allí más mudo que un muerto aunque lo zarandeasen de un sitio para otro, lo manoseasen e incluso pellizcasen. Un poco más adelante, tapado ya el novato, el que subía al carro no era el del fielato pero sí un compañero de viaje que le propinaba un pequeño recital de pellizcos, golpes y punzamientos. En cuanto terminaba el cometido, salían andando con las yuntas y el delincuente tapado en el carro. Al poco tiempo paraban de nuevo, le mandaban apearse y lo felicitaban por lo machote que habia sido al aguantar al de arbitrios y haberse librado de pagar una multa que nunca existió.

 

En el mismo lugar podía acontecer otro tipo de broma. Parados los carros en el fielato y el sujeto-novato bien tapado en el suyo, se ponían de acuerdo con el de arbitrios haciéndole partícipe de la broma. Éste era el que subía al carro, descubría el fraude, le hacia bajar del carro y sin ninguna contemplación le hacía pagar un impuesto. Sus compañeros no paraban de rogar y suplicar al de arbitrios para que le condonase el impuesto a aquel pobre desgraciado. Dada la insistencia de los  compañeros le devolvía el importe. El novato además de sufrir el engaño aún quedaba agradecido de la buena solidaridad de sus compañeros.

 

Siguiendo con el mismo tema voy a relatar un hecho presencial ocurrido en el fielato de Falencia. Íbamos siete u ocho parejas a la feria de San Antolín y al llegar próximos a este fielato un par de señores que iban en la caravana advirtieron a un buen mozo, que hacía su primer viaje, de la obligación que tenía de pagar el correspondiente "arbitrio del fielato". Entonces el aludido, bien por lo que hubiese oído, bien le hubiesen informado en casa o bien por propia intuición, se plantó bien plantado de frente a sus interlocutores y les dijo lo siguiente:

 

- ¿Pero es que creen ustedes que yo he nacido en la Edad Media?

 

Con esta inesperada contestación dejó "cao" a los dos burladores que en este caso podemos decir que quedaron burlados. No fue este el único caso de salir triunfante el novato, ya que algunos salían de casa tan bien informados que no confiaban ni en ellos mismos.

 

En los días que duraba el viaje, entre 12 y 22 por lo general, habia suficiente tiempo para, además de las novatadas, hacer bromas no muy pesadas para alegrar un poco el ambiente. La que vamos a contar ocurrió en Covarrubias en un día de sol. Se paraba entre la carretera y el arco de entrada al pueblo, junto a las escuelas que ya no están allí. Después de haber comido el tradicional  ajo carretero a un buen señor le desapareció la cuchara y al buscarla y no aparecer le dijeron sus compañeros que pudo cogerla un niño de los que allí habían estado y que lo mejor que podía hacer era decírselo al señor maestro, a ver si de esta manera y por su intercesión la recuperaba, mal podía aparecer si la tenían sus mismos compañeros. Allá se presentó nuestro buen amigo ante el profesor contándole su desgracia, diciéndole que no era por el valor que tenia pero sí por el servicio que ésta prestaba.

 

Vamos a contar aquí una de las ocurrencias a que nos tenía acostumbrados un pícaro que aún come y bebe. Un buen día que iban tres compañeros de viaje por la orilla de la carretera, dos de ellos eran jóvenes y marchan delante y el otro señor, que era mayor, los seguía a unos 15 ó 20 metros. A uno de los primeros se le ocurrió dejar caer un duro de aquellos de plata que los podía ver un ciego, con la única intención de ver sus comportamiento del compañero que venia a la zaga y de reírse un poco. La reacción del buen señor fue la normal, vio un duro, lo cogió y lo guardó sin pensar quién pudo perderlo. Entonces los de delante que iban mirando de reojo vieron cómo se lo guardó y le preguntaron si se había encontrado algo. El contestó que no había encontrado algo ni algas y que no había encontrado nada de nada por lo que tuvieron que contarle el motivo de la bromita. Con todo y ello les costó el que soltara el duro el cual no debiera devolver a cambio del precio de la broma.

 

 

 

TIMOTEO MARCOS CUESTA

Para "EL Pinachón"