I
Con el
cigarro puro, niño,
tú vienes a presumir.
Más vale que te dieran
un palo y a dormir.
Hasta las nueve te aguardo,
dueño mío, en la ventana.
Y si a las nueve no vienes,
cierro y me voy a la cama.
Ya han dado las doce y media
y mi marido no viene.
¡Cuál será la picarona
que entretenido le tiene!
En Canicosa de la Sierra
hay muchas que son hermosas.
Son las cubas de buen vino
y también las mozas.
Para cantar, tener gracia;
para bailar, salero;
para tocar la guitarra,
saber menear los dedos.
Para cantar y bailar
los cojos tienen la fama,
pero para trabajar,
¡ay, que me duele la pata!
Ábreme la puerta,
la puerta de la calle.
Ábreme la puerta
que vengo del baile.
Ábreme la puerta.
¿Con quién has bailado?
Con una chica rubia
que a mí me ha gustado.
Cuando a casarse va el hombre
camina hacia el matadero
y la mujer y la suegra
le hacen el degolladero.
La guitarra pide vino
y el guitarrillo aguardiente.
Los mocitos que lo tocan
piden mocitas de a veinte.
Las mujeres son el diablo,
tentación de Lucifer.
Se visten por la cabeza
y se desnudan por los pies.
Aunque no soy labrador
a ninguno tengo envidia
para echar el surco derecho
en el jardín de una niña.
II
En el
puente de La Virgen
una doncella vi
y con el ruido del agua
yo me acerqué allí.
Oí una voz que decía:
¡Ay de mil ¡Ay de mil ¡Ay de mil
Yo que la vi solita
la declaré mi amor.
Ella se quedó turbada
y nada me contestó.
Y entonces dije yo:
¡Ya cayól ¡Ya cayól ¡Ya cayó!
La cogí de la mano
y la llevé a un café
y en su divino rostro
tres besos la estampé.
Y entonces dijo la niña:
otros tres, otros tres; ya son seis.
Y entonces dijo la niña:
¡Ay Jesús! ¡Qué atrevido es usted!
Y llorando me dijo:
No me olvides por Dios,
bien sabes que mi amor triste
sólo en ti, sólo en ti se rindió.
Cochina, vete a fregar
que el agua ya está caliente
y el estropajo da voces,
desde mi casa se siente.
Ya no quiero más pan tuyo
que me amarga la corteza
y no quiero más amores.
Los que he tenido me pesan.
Morena, la de mi barrio,
toquillas y confiadas
cuidad no os engañe el tiempo,
la edad y la confianza.
No os dejéis lisonjear
de la juventud lozana
porque de caducas flores
vierte el tiempo sus guirnaldas.
Anoche a las siete y media,
antes de rayar el sol,
le cortaron las orejas
al burro de Cagalón.
Las doce de la noche son
y el cura anda por la calle.
Las doce de la noche son
y ese cuervo pide carne.
¡Jueves Santo, Jueves Santol
Día de grande pasión,
día que crucificaron
a Cristo Nuestro Señor.
Lunes le lavan los pies;
martes, en el huerto orando;
miércoles, en la columna;
jueves, de espinas cercado;
Viernes, con la cruz a cuestas
caminaba pal Calvario;
sábado, en el sepulcro;
domingo, ha resucitado.
Y aquí se acabó la historia
de Jesús el Nazareno.
Dios nos dé salud y gracia
para subir a los cielos.
Las mujeres son el diablo,
tentación del enemigo.
Hacen estirar al hombre
lo que tienen encogido.
A la mujer yo la comparo
como a la gallina
que faltándole el gallo
a cualquier pollo se arrima.
Coplas
que recitaba el tío Perico (Pedro Ureta Andrés),
fallecido en 1996.
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